El 15 de abril de 1947, Jackie Robinson se paró en home plate, para enfrentar al pitcher Johnny Sain de los Bravos de Boston, en el Ebbest Field de Brooklyn, ese fue el momento en el que la historia cambió para siempre. Cambió para bien, cambió para demostrar a todo niño, niña, adolescente, adulto que; sin importar tu origen, color de piel, idioma, estatura, complexión física o rasgos culturales, un diamante de beisbol siempre debió y deberá ser un lugar seguro, en el que toda persona que con su talento, esfuerzo, disciplina, coraje, corazón y amor por el beisbol tiene un lugar. Jackie abrió la puerta a permitir soñar, a romper barreras, a cientos de peloteros que, antes de su llegada a MLB, hubiera sido imposible disfrutar de su talento.
El legado de Jack Roosevelt Robinson en el beisbol continúa vivo más de cien años después de su nacimiento y, en pleno 2024, 77 años después de su debut con los Dodgers de Brooklyn, la figura y memoria del hombre que a base de fuerza, talento, profesionalismo, coraje y mucha resiliencia, se atrevió a cargar con el tremendo peso de hacer historia y romper la barrera del racismo en el beisbol de las Grandes Ligas, enfrentándose a mentes cerradas, prejuicios y mentes pequeñas; cambiando con su entereza el rumbo de los diamantes profesionales en Estados Unidos, abriendo la puerta no solo para afroamericanos, sino para todo pelotero extranjero de nacimiento o con raíces, lengua y fisonomía distinta a lo que por muchas décadas fue aceptado.
Más de cincuenta años después de su partida al mítico campo de los sueños, la huella de Jackie en el deporte y la sociedad continúa creciendo, materializándose en el Jackie Robinson Day, día en el que todos los peloteros, managers, coaches, integrantes de un roster y miles de aficionados que visitan un parque de pelota visten franelas y playeras portando orgullosamente el número 42; el día en el que todos quienes amamos al rey de los deportes nos unimos en una misma voz: ¡Gracias, Jackie!
Hoy el mejor beisbol del mundo lo es no por los estadios en donde se juega o la tecnología que lo acompaña, hoy el mejor beisbol del mundo lo es porque cuenta con una constelación de estrellas de todas las nacionalidades, colores, complexiones, idiomas y culturas que se entrelazan con 108 costuras, tejiendo historias únicas que permiten soñar, soñar que todo es posible.