Cuando algo está pa’ ti es inevitable, canta en uno de sus éxitos el cantante Myke Towers y justo eso: Una cita con el destino estaba pactada entre el lanzador Ángel Padrón y su receptor Francisco Arcia , quienes escribieron un capítulo dorado en la historia de la Serie del Caribe, el serpentinero zurdo de los Tiburones de La Guaira de Venezuela se vistió de gloria al lanzar el segundo juego sin hit ni carrera en la historia de la justa caribeña ante el selectivo de Nicaragua.
Padrón, cumplió con la encomienda de su manager Ozzie Guillén, quien depositó en él la confianza para cerrar la primera fase de la competencia y registró una soberbia actuación en el centro del diamante, con la cual acarició la perfección, misma que se desvaneció con un pasaporte otorgado en la octava entrada, pero no impidió que defendiera la hazaña del no hit no run.
Importante destacar que Ángel Padrón había realizado labor de relevo durante la presente justa caribeña, por lo que haber entregado una pulcra labor de nueve entradas completas en las que colgó mismo número de argollas, recetando cuatro chocolates y otorgando solo una base por bolas es para quitarse la gorra.
La ofensiva de los Tiburones de Venezuela apoyó la labor de Padrón conectando 18 imparables y anotando nueve carreras, quedándose a una anotación de la regla de misericordia, que en este caso, nadie quería aplicar.
Ángel Padrón se une al lanzador estadounidense Thomas Fine, quien el 21 de febrero de 1952 con los Leones de La Habana lanzó el que fue, hasta hoy, el único juego sin hit ni carrera en la historia de la Serie del Caribe; esto ante el equipo de Cervecería Caracas.
Llenos de gloria, Tiburones de La Guaira de Venezuela conquistan también el primero lugar de la primera fase de la competencia y avanzan a semifinales, en donde enfrentarán a Suns de Curazao.
Definitivamente para quienes amamos al béisbol es una gran época para estar vivos.