“En República Dominicana, el béisbol, ya sabes, está en tus venas”, dijo Julio Rodríguez a Tokio 2020 después de ayudar a su país de origen, históricamente obsesionado con el deporte del béisbol, a regresar a los Juegos Olímpicos. “Así es como lo decimos por allá”.
Los niños dominicanos prueban el béisbol desde temprano.
Los juegos callejeros aparecen de la nada, como por arte de magia, en los callejones de las grandes ciudades como Santo Domingo y Santiago, y en Loma de Cabrera, cerca de la frontera con Haití, donde creció Rodríguez. “Primero, solo salía al campo con mis amigos, o a la calle, ya sabes, con una pelota de tenis y un poco de cartón [como guante improvisado]. Recuerdo llegar a jugar, a competir contra mis amigos del barrio, y es tan divertido ahora como lo era entonces”.
Al igual que el fútbol en la mayor parte del mundo, el béisbol en RD ofrece un escape. Para la mayoría, es una distracción de la vida en la calle y oportunidades limitadas en un país con altos índices de delincuencia y pobreza. Pero para otros, una pequeña fracción del uno por ciento bendecida con talentos raros, como Rodríguez, es una salida, literalmente, hacia un mundo completamente nuevo de oportunidades, fama y un sinfín de posibilidades.
Por esta razón, ciudadanos en República Dominicana recibieron a Julio Rodríguez en RD tras la increíble temporada que tuvo en el 2020.
Home with my people 🏠❤️ #LomaDeCabrera pic.twitter.com/SFotMDTU5s
— Julio Rodriguez🇩🇴🦁 (@JRODshow44) November 20, 2022
Julio Rodríguez feted in his hometown in DR after taking home the AL Rookie of the Year 🙌
(via @hgomez27)pic.twitter.com/LDURIxPW8e
— B/R Walk-Off (@BRWalkoff) November 21, 2022