Han pasado cuatro horas desde que Muneta Murakami conectó el doblete ante la serpentina de Giovanny Gallegos con el que Japón dejó tendido en el diamante a los nuestros, a la Selección Mexicana de Beisbol. Es media noche y no puedo dormir, seguramente a más de una y un aficionado le pasa lo mismo.
La sensación de tan cerca y a la misma vez tan lejos la comprendemos perfectamente quienes amamos y nos apasionamos por el rey de los deportes, ¿cuántas veces hemos ahogado un grito de júbilo ante un batazo que terminó cayendo en territorio de foul o fue apagado en el guante de un rival?, ¿cuántas veces hemos querido medir con regla la zona de strike para que el ampayer detrás de home no pierda un solo centímetro cuando está lanzando el pitcher de nuestro equipo?; por mencionar algunos ejemplos.
Este Clásico Mundial de Beisbol 2023 es especial, sin duda lo es, se conformó, sin miedo a equivocarme y con profundo respeto a nuestros representantes anteriores, la mejor selección de béisbol de México en la historia del certamen. La élite se vistió de blanco, rojo y un polémico celeste con rosa mexicano que terminó por agotarse en las tiendas.
En fin, podría hacer un resumen de cada juego disputado, pero el objetivo de esta carta es dirigirme a quienes hoy, se han convertido y serán recordados como los guerreros mexicanos, sí, MEXICANOS, que sorprendieron, que rompieron barreras y que enamoraron a toda persona que los vio darlo todo sobre un diamante.
Hoy duele el corazón, hoy está roto, pero con cada pedazo, orgullosa puedo decir que hoy el béisbol ha confirmado el amor que sentimos por él y mejor aún, hoy se ha reconquistado la atención y corazones de nuevos aficionados en México, todo gracias a cada pelotero que vistió, vibró, defendió y sintió el verde, blanco, rojo y el águila azteca que en el centro está.
A peloteros, cuerpo técnico, gerente general, gerencia deportiva y coordinación: gracias por hacernos soñar, gracias por hacernos sentir orgullosas y orgullosos, gracias porque hoy el mundo sabe y confirmó que el talento mexicano es grande y está al nivel del mejor del mundo. Gracias por confirmar que nacer en territorio mexicano o extranjero, la sangre y el corazón lo son todo. Gracias por cada pitchada, por cada batazo, por cada lance, por cada atrapada, gracias por nunca rendirse. Gracias porque hoy existen niños y niñas que sueñan con ser beisbolistas, gracias porque hoy, sin necesidad de palabras, una sola señal nos ha unido, gracias porque hoy el mundo sabe que México es grande, gracias porque sé que las lágrimas de hoy en un futuro serán lágrimas de felicidad. Los amo con cada pedacito de mi corazón roto, mis chingones.