Noche mágica para los Cachorros de Chicago, los libros de historia de la organización y de la Major League Baseball se llenaron con un recital de pitcheo que llevó al equipo a conseguir juego sin hit ni carrera número 18 en su historia y remontar las emociones hasta 1972, año en el que se había logrado de manera más reciente la hazaña del no hitter en su casa, el Wrigley Field.
El as de la rotación de Cubs, el serpentinero Shota Imanaga, se enteró lo que estaba en juego hasta que su manager, Craig Counsell, entró a pedirle la pelota en el centro del diamante después de siete entradas.
-“Lucía un poco preocupado. Entonces, comencé a darme cuenta de que algo estaba pasando. Fue entonces cuando me enteré”.
Con toda la confianza puesta en las decisiones de su manager y con la disciplina que caracteriza a los atletas asiáticos, Imanaga depositó la confianza y la responsabilidad de completar la hazaña en sus compañeros Nate Pearson y Porter Hodge , junto al catcher Miguel Amaya, fueron los encargados de sellar la épica hazaña ante los Piratas de Pittsburgh, a quien terminaron por blanquear por una pizarra de 12-0.
Se trata del primer juego sin hit ni carreta para los Cachorros de Chicago en su casa, Wrigley Field, desde aquella histórica actuación de Milt Pappas frente al equipo de los Padres en aquel lejano, 2 de septiembre de 1972.