A continuación les dejamos una historia del especial caso del mexicano José Urquidy, con los Sultanes de Monterrey de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).
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Torneo interclubes de la región del noroeste
En un torneo interclubes de la región noroeste los scouts de los Sultanes de Monterrey, Diablos Rojos del México, Leones de Yucatán, Acereros de Monclova y otros tantos equipos de la LMB fueron a ver los juegos, pero ese día a José Urquidy no le tocó lanzar, tomó un turno al bat y cuando corría para tratar de alcanzar la segunda base se cayó, se quedó tirado, estaba lesionado y no podía moverse y la señora Alma Urquidy la mamá de José estaba angustiada porque nadie ayuda a su hijo.
Sultanes
Leo Figueroa y Javier Montaño, scouts de Sultanes de Monterrey se comunicaron con el director deportivo de Monterrey, Roberto Magdaleno, a quien le pidieron dinero para apoyar con atención médica a José Urquidy, que no se arrepentiría.
Se llevaron a José Urquidy al hospital San José, donde le hicieron unas radiografías que enseñaron las costillas fisuradas, le compraron los medicamentos que necesitaba y estuvieron al pendiente de que se le atendiera hasta su recuperación.
Profesional para Sultanes
Alma Urquidy le dijo a los scouts de Sultanes: “Si mi hijo va a jugar profesional, lo hará con ustedes, para Sultanes“.
Sin haberlo firmado
Sin haberlo firmado los Sultanes llevaron a José Urquidy a un campamento en Monterrey, a la Academia de El Carmen.
Finalmente lo firmaron
Los Sultanes de Monterrey firmaron a José Urquidy en julio de 2014, pero su mamá nos pidió como condición que no se lo llevaran a tiempo completo hasta que terminara la prepa, además, que sacara buenas calificaciones para que lo dejara seguir yendo a jugar.
Caso especial
El caso de José Urquidy fue tan especial que sólo podía ir a jugar con los Cachorros de Acoponeta, el equipo que los Sultanes de Monterrey tenía en la hoy extinta Liga del Noreste que se jugaba en el invierno. Necesitaban un pítcher y Figueroa les mandó a Urquidy para que lanzara un máximo de dos entradas.
José Urquidy sacó las dos entradas como un veterano. Ahí siguió yendo y sólo tirando una vez. Fue su primer contacto con el béisbol profesional. Ganó su primer dinero. Era poco como (5 mil pesos). Enseñó que podía ser un pítcher excelente porque mostraba mucha madurez.
José Urquidy sólo los fines de semana podía ir a jugar a la Liga Noroeste. Para que la señora Alma estuviera tranquila, Figueroa y Montaño pasaban por José a su casa, lo subían al camión que lo transportaba de Mazatlán a Acaponeta para los juegos y allá lo recogía un compadre de Figueroa. Lo llevaba a su casa a comer y después al estadio a jugar. Luego del juego, del vuelta al autobús y otra vez Figueroa y Montaño se lo dejaban a la mamá en la puerta.
En 13 juegos con los Cachorros de Acaponeta en la temporada 2014-2015, José Urquidy, lanzó 16.1 entradas, ponchó a 22 rivales y sólo concedió 4 bases por bolas.
Roberto Magdaleno invitó a José Urquidy a estar con Sultanes de Monterrey, fuera de róster, para que comenzara a convivir con los peloteros profesionales del equipo grande. Una vez que terminó la escuela, se concentró durante unos meses en la Academia de la LMB, hasta que los scouts de los Astros de Houston, Raúl López y Carlos Alfonso, lo firmaron el 2 de marzo de 2015, cuando estaba por cumplir 20 años de edad por un bono de 400000 dólares que se repatieron Urquidy y los Sultanes, equipo al cual pertenecen sus derechos de retorno en la LMB.
Con información del libro Pelotero Por Amor al béisbol de Beatriz Pereyra (José Urquidy, la máquina de strikes).
Imagen de Milenio.